Encorvada en la penumbra, un mechón de pelo atorado entre los dedos pequeños y redondos del niño, que duerme mesándole el cabello desde siempre. Las farolas de la calle se filtran en pequeños brillos tras la persiana casi cerrada, el sonido de la noche de verano entra en la habitación de vez en cuando: un ladrido, una conversación en...
Quiero coger a mi bebé. Quiero besar y acunar a mi bebé.Quiero dormir con mi bebé.Las madres de hoy día tienen acceso a mucha información. Muchísima información.Con solo un toque de teclado, aparecen ante sus ojos cientos de consejos, estudios, recomendaciones, doctrinas, especialistas y de todo lo que uno pueda imaginar sobre la forma correcta de criar un bebé.Además,...
Tenía miedo. Nunca sentí esa llamada maternal que culturalmente se nos adjudica a las mujeres desde que tenemos registros históricos. No me sentía incompleta, ni frustrada, ni diferente, ni especial, ni enferma, ni necesitada. Sentía que mi vida era plena, relajada, divertida, interesante, motivadora, completa. Creía que concebir un hijo que viviera en este mundo no era una gran idea si valorabas...
No
puedo dormir, intentando recordar la forma de tus orejas.
Han
desaparecido de mi memoria como si nunca hubieran estado allí, como si nunca
las hubiera observado, ni tocado, ni besado.
No
recuerdo ni sus recovecos ni su color, ni la textura de sus esquinas.
Mis
ojos están abiertos de par en par, forzando una imagen mental, intentando
reconstruirte dentro de mis pupilas.
Pero se
escapa, no hay forma de recuperar tus orejas.
Temo
que vayas desapareciendo de mi memoria por partes, empezando por cosas pequeñas,
un día las orejas, al siguiente tu nariz, al cabo de poco tu boca.
Que te
disuelvas como un terrón de azúcar en mitad del océano, desdibujándose tus
formas con cada hora que paso lejos de ti.
Pensaba
que te retendría siempre, porque tu imagen, tu olor y tu sabor eran más
certeros para mí de lo que es mi propia existencia, conocía mejor cada poro de
tu barba que mi propio rostro.
Y sin
embargo aquí estoy, debatiéndome a solas en nuestra cama (demasiado inmensa
ya), recomponiendo tu recuerdo.
Es extraño
el tiempo, y las cosas que ruedan sobre él.
Es raro
vivir, asimilando lo que la vida supone: a veces todo, a ratos nada.
Y es
aún más complicado escribirte, pero hoy no puedo dormir, tus orejas no me dejan
descansar, y es buen momento (o el peor, quién sabe) para contarte cómo es esta
vida ahora, sin ti.
Si
algún día (dentro de muchos días o dentro de horas) desaparecieras totalmente
de mi mente, seguirías en mí de alguna forma, como un latido paralelo al latido
de mi corazón.
Como
fuiste junto a mí, un paso extra en el compás de mi caminar, una mano enlazada
haciendo ancho el paseo.
Intenté
con todas mis fuerzas borrar cada sensación, pero habían arraigado demasiado
profundo y no tuve paciencia para quemar cada brote que renacía al escuchar
nuestra canción, al oler tu perfume, al ver un anuncio que detestabas.
Imagino
que no soy fuerte, o puede que sea vaga sin más, pero no quise borrarte del
todo.
Fumigar
las emociones como una plaga dañina me pareció demasiado abusivo como colofón
de lo que te quise.
Porque
aún hoy, no estoy segura (¡aún hoy!) de si tú me quisiste en algún instante.
Entiendo
que no me quisieras cada rato, como la madre ama a su hijo cada minuto del día,
pero si esperaba (y aún deseo) que me quisieras lo suficiente para no haberme
olvidado del todo aún.
Si yo
estoy perdiéndote a retazos, con todo lo que te amé, ¿qué ha de quedar de mí en
ti?
Puede
que mi vestido negro de vuelo, o el verde de mis ojos bañados en cloro cuando
salía de la piscina. O mis pies, o nada.
Seguramente
nada.
Quería
escribirte para decirte, antes de olvidarte, que nunca dejaré de amarte.
Psicología en la pareja y la familia
Infidelidad: por qué (a veces) es bueno perdonar
viernes, septiembre 21, 2018 Se presenta en numerosas ocasiones, tanto en charlas ociosas con amigos como en las de consulta, el espinoso tema de la infidelidad en una relación sentimental. Muchos son los que han pasado horas en el sillón de una consulta intentando dar una explicación y una solución al sufrimiento generado por la deslealtad de su pareja. Tras conocer el...
infancia y adolescencia
Trastornos curiosos XII: Síndrome de Resignación, acostumbrarse a lo insufrible.
viernes, septiembre 14, 2018 “El hombre es vil, a todo se acostumbra”, Crimen y castigo, Fiodor Dostoievski. Esa vileza del ser humano, como dice Dostoievski, es en realidad una de las mejores bazas de nuestra especie para la supervivencia y, probablemente, la llave que nos ha permitido imponernos sobre el resto de especies animales del planeta. Somos capaces de adaptarnos a los...
No tengo tiempo que perder.
Escapo por la ventana del despacho, asegurando las
dos bolsas repletas de billetes en mi cinturón, y de un salto alcanzo la
escalera de incendios.
Pensaban que podrían despedirme así, sin más, con
todo lo que hice por ellos, se enriquecieron gracias a mi infortunio.
Noches y días, puestas de sol y amaneceres
contemplados a través de esa persiana destartalada y sucia, así han sido mis
últimos veinte años.
Creerían que agacharía la cabeza, como siempre, y
acataría la última orden.
No me conocen, nunca me han conocido.
Ahora tengo todos sus archivos en mi ordenador,
todas sus claves, todos sus trucos.
Y el suficiente dinero de su caja para coger un
vuelo a cualquier país donde la palabra paraíso fiscal no sea un eufemismo.
Uno de los cordones del lustroso zapato azul marino,
bruñido cada mañana con esmero, se encaja en el ángulo del escalón y tira del
pie, de la pierna, del torso.
Queda estático por un instante en un ángulo extraño,
como la flecha lanzada por el arco al cénit, y después cae, derrumbándose por
el sobrepeso de su cinturón hacia fuera de la barandilla, justo donde el último
brillo del sol de la tarde rezuma chocando contra la escalera de hojalata.
Texto: Cristina Martín
infancia y adolescencia
Fantasía compensatoria: cuando los sueños se confunden con realidad.
viernes, marzo 03, 2017 Fantasía Del lat. phantasĭa, y este del gr. φαντασία phantasía. f. Facultad que tiene el ánimo de reproducir por medio de imágenes las cosas pasadas o lejanas, de representar las ideales en forma sensible o de idealizar las reales. La primera definición del término fantasía, según la Real Academia Española de la lengua, incluye la acción de “idealizar...
Estoy en la treintena, y comparto un círculo de amistades que se acercan o alejan de esta edad, por lo que puedo decir que conozco muy de cerca numerosas etapas vitales, gracias a las experiencias y emociones que mis amigos comparten conmigo. Varias de estas personas están solteras, disfrutan de una vida cómoda y divertida (llena de altibajos...
Trastornos curiosos
Trastornos curiosos XI: Narcolepsia, cuando el sueño arrasa la vida.
viernes, junio 10, 2016 Mauro tiene 37 años, y desde hace una década sufre narcolepsia, un trastorno de hipersomnia que ha cambiado completamente su forma de vivir y su realidad. Me cuenta que empezó de una forma poco notable, con un gran sopor diurno. Sentía una necesidad imperiosa de dormir, en los momentos menos adecuados: una reunión laboral, en la autopista, mientras...