Psicología en la pareja y la familia

Cuestión de tamaño: el pene dominando la vida de los hombres

domingo, octubre 11, 2015

Como mujer, éste artículo ha de estar inevitablemente sesgado por la influencia cultural en la que se desarrolla mi identidad de género.

Vivo en Europa, en un país democrático donde hay leyes por la igualdad de los seres humanos, sin distinción de etnia, religión o sexo.

Aún así, soy consciente de mi impronta cultural en mi forma de enfocar la realidad, y de cómo esta impronta se ve reflejada en mis textos.

Discúlpenme por tanto, y de antemano, y tengan presente que ésto es sólo un artículo de opinión.

Como decía, soy mujer.

Mis círculos de amistades, mi red social laboral, mi familia, están compuestos por hombres y mujeres que interactúan según patrones preestablecidos culturalmente desde hace siglos, sin que seamos muy conscientes de ello.

Desde la pubertad se establecen roles de género muy marcados que guían nuestras interacciones y nuestros conceptos de identidad, formamos una personalidad en base a un género, y con ello asumimos roles externamente impuestos.

Muchos de estos roles aún hoy, y aún en el contexto que comentaba antes, son poco equilibrados e injustos.

Sin profundizar hoy en el estigma inherente a la condición de mujer en casi todas las sociedades humanas, quiero hablar desde el otro punto de vista, desde la dictadura autoimpuesta por el pene a sus portadores.


Porque tener pene conlleva un rol, una actitud, un comportamiento y una obligación.

La sociedad, la cultura particular, espera ciertas características de un hombre, ligadas a su género, y en algunos casos el pene se convierte en el peor enemigo del hombre.

Decía una paciente que los hombres más crueles que había conocido, los  más promiscuos, mentirosos y egoístas tenían penes pequeños, y ella sostenía la teoría de que intentaban suplir su “falta de hombría” con una actitud marcadamente machista que compensara de cara a la sociedad el tamaño de su falo.


Siempre nos divertía aquella teoría, por lo rocambolesca y extravagante que sonaba, pero a lo largo de los años he ido comprobando que quizá había un patrón repetitivo de conducta en los hombres con penes pequeños (no todos, no generalizo, no exagero) pero si era consciente de que se aunaban ciertas características de personalidad (falta de empatía, egoísmo, falta de madurez cognitiva) con los portadores de pequeños falos, y de aquel cóctel surgían compañeros sentimentales nada recomendables.

Es indudable que al pene (y a su tamaño, por ende) se le da una importancia desmesurada en nuestra sociedad.

Pareciera que su longitud va en relación directa con la capacidad conquistadora y autoestima masculina, provocando un auténtico drama vital en los hombres: se autoevalúan de acuerdo a su tamaño.

Y no sólo ellos: en los vestuarios públicos, las zonas de baño de nudistas, los intercambios sexuales…cada vez que su miembro está expuesto, ellos se sienten juzgados.


Ha de ser realmente difícil por tanto no tener un falo de tamaño medio (o superior), y asumir que no hay posibilidad de encajar en el rol de hombre dotado y afortunado por la naturaleza.

El bombardeo en los medios de comunicación, en las redes sociales, en el rol cultural impuesto es evidente y notorio desde el mismo nacimiento, y condicionará el carácter del hombre, queramos ser conscientes de ello o no.

Porque algo a lo que se da tal importancia, parece un tabú en caso de evidenciarlo, y los más puristas asegurarían que nada de lo expuesto tiene una influencia real en la personalidad del individuo; aunque hemos de valorar todos y cada uno de los factores sociales, contextuales y biológicos del individuo a la hora de determinar el origen de su personalidad.


Acarrea déficits relacionales, complejos y falta de autoestima, lo que puede debilitar el autoconcepto y en casos extremos conllevar una depresión.

Como todos los asuntos que afectan al ser humano, ha de ser tenido en cuenta por el profesional, y si como individuo consideras que necesitas apoyo para aceptar esta situación, no dudes en acudir a un profesional de la psicología, quien te dará las pautas para redireccionar la frustración.

Como mujer, he de admitir que la influencia cultural también me afecta personalmente; y tanto yo como las féminas que conozco tenemos este tema presente a la hora de interactuar íntimamente con un hombre.

Pero al final, cuando los sentimientos se exponen a la vez que los cuerpos, y las personalidades encajan; la naturaleza, sabia y libre de tópicos, logra que lo único que sea importante sea la conexión emocional, más allá de tamaños, prejuicios y publicidad televisiva.
 


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