Psicología en la pareja y la familia
Crisis de pareja y el sexo como clave de mejora.
viernes, abril 10, 2015
Siempre
he tenido la sensación de que algunos caminos vienen a nosotros, y no al revés.
Las vocaciones surgen de forma espontánea, a veces desde la infancia, a veces en momentos de la vida insospechados.
En mi caso tengo en la memoria cierta “capacidad social” que desde que tengo recuerdo me ha llevado a ser confidente de todo tipo de historias y secretos ajenos.
La
mayoría de las veces por familiares, buenos amigos o círculo cercano, pero
también han abierto a mis oídos sus vivencias amigos lejanos, conocidos o hasta
desconocidos con los que comparto unos minutos de esta vida.
En
todos los casos intento mantenerme lejos de juicios y sólo empatizar, intentar
comprender cómo el otro llega a sentirse como describe.
Quizá
la conciencia de esta cualidad me llevó a estudiar Psicología, en mi camino
ella me encontró a mi.
Escribo este prólogo para contextualizar lo que a continuación relato.
Una
conocida llevaba con su pareja 10 años de relación estable, eran personas muy
maduras emocionalmente que habían pasado por etapas diferentes juntos,
compartiendo los fracasos y los éxitos y trabajando en construir su proyecto
común.
Tenían además una pasión sincera, espontánea que se evidenciaba en su forma de relacionarse, en cómo se hablaban, en cómo se miraban.Evidentemente mantener una relación (incluyo también las relaciones de amistad o hasta familiares, pero me centro en las de pareja en este artículo) durante períodos prolongados de tiempo requiere un esfuerzo y un compromiso intenso, pues dos personalidades que han de entenderse y lidiar con conflictos y desencuentros deben contar con una gran dosis de sentimientos y madurez para progresar.
Un día
esta chica me confesó que vivía una fase complicada en su relación.
Se mezclaban varios frentes que agrietaban la sólida pareja que habían construido, incluyendo cambios laborales, complicaciones familiares y el paso generacional de ambos.
Por
supuesto no puedo revelar nada de lo que hablamos (en este acuerdo implícito entre
ambas partes se basa la confianza que se deposita en mí) pero sí quiero
compartir el proceso de mejora que llevaron a cabo tras debatir ampliamente
sobre este punto, partiendo de la vuelta al contacto íntimo.
Subestimar
la capacidad de las relaciones sexuales en el equilibrio de una pareja es no
querer asumir nuestra propia naturaleza.
Como
animales establecemos vínculos emocionales mucho más profundos de lo que
pensamos a través del olor, el tacto, el sabor.
El
contacto íntimo con nuestra pareja segrega una cantidad ingente de hormonas que
encienden nuestras estructuras cerebrales primigenias y nos unen al otro individuo.
Muchas de las crisis de pareja más profundas comienzan a emerger tras largas temporadas sin relaciones sexuales, muchos afectados comentan “ya no me apetece”, “ya no me atrae”, “no tenemos tiempo”… son justificaciones que derivan en un quebrantamiento de la unión de los integrantes de la pareja como amantes.
Se dice “hacer el amor” y la verbalización del acto no es en balde.
Retomar
el contacto íntimo, aunque sea a partir de pequeños progresos tales como abrazarse
durante diez minutos antes de dormir, sin hacer nada más que recordar la
respiración, el olor y el calor del otro, besarse profundamente al menos dos
veces al día, compartir un masaje tras un día duro de trabajo… son buenas
técnicas para reforzar la intimidad perdida y revivir sentimientos apagados.
Si
dejáramos hablar a nuestro instinto, en muchas ocasiones evitaríamos problemas
que son generados por desoír nuestras necesidades como humanos: el contacto
humano, la socialización, los ciclos de vigilia / sueño, el contacto con la
naturaleza, etc.
Para muchas
parejas que sufren problemas profundos estructurales estos sencillos pasos o
focalizar el área de mejora en el plano íntimo no será suficiente, pero nunca
estará de más.
Si
estás sufriendo una etapa de crisis con tu pareja y quieres encontrar formas de
resolverlo y retomar la conexión previa, puedes acudir a un terapeuta
especializado en terapia de pareja.
La
ayuda de un profesional evidencia los puntos de conflicto y el diálogo de
pareja, solventando en un gran porcentaje los problemas que llevaron a
consulta.
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