La psicopatía: ¿humanidad en evolución?
jueves, marzo 26, 2015
En esta
entrada quiero transcribir un artículo que llegó a mí a través de una amiga que
ha sufrido el trato personal e íntimo con un psicópata en su pasado, lo que le
ha dejado secuelas en su forma de relacionarse con los demás y especialmente en
su capacidad para establecer relaciones sentimentales.
Es un
texto largo y de lenguaje algo técnico, pero merece la pena leerlo por lo
novedoso y devastador de sus conclusiones, en caso de que se corroborara lo que
el texto difunde.
Imagine
- si puede - no tener una conciencia, ninguna en absoluto, ningún sentimiento
de culpa o de remordimiento, sin importar lo que haga, ningún sentido de
preocupación por el bienestar de gente ajena, amigos, o hasta miembros de su
familia, que pueda limitarlo. Imagine no vivir ninguna lucha contra la
vergüenza, ni siquiera una en toda su vida, sin importar qué clase de acción
egoísta, perezosa, dañina o inmoral usted haya realizado.
Y finja
que el concepto de responsabilidad le es desconocido, excepto como una carga
que otros parecen aceptar sin discutir, como tontos crédulos.
Ahora
agregue a esta fantasía extraña la capacidad de esconderle a la gente que su
psicología es radicalmente diferente a la suya. Puesto que todos asumen
simplemente que la conciencia es universal entre seres humanos, ocultar el
hecho de que usted no tiene conciencia no necesita casi ningún esfuerzo de su
parte.
No es
frenado de ninguno de sus deseos por culpabilidad o vergüenza, y otros nunca lo
enfrentan por su sangre fría. El agua congelada en sus venas les es tan
extraña, tan totalmente fuera de su experiencia personal, que raramente llegan
a conjeturar siquiera sobre su condición.
En
otras palabras, usted está totalmente libre de restricciones internas, y su
libertad desenfrenada para hacer lo que le apetezca, sin remordimientos de
conciencia es, favorablemente para usted, invisible al resto del mundo.
Usted
puede hacer cualquier cosa, y así y todo su extraña ventaja sobre la mayoría de
la gente, que está alineada por sus conciencias, seguirá muy probablemente sin
ser descubierta.
¿Como
vivirá usted su vida?
¿Qué
hará con su ventaja enorme y secreta, y con la incapacidad correspondiente de
la gente (conciencia)?
La
respuesta dependerá en gran parte de tan sólo lo que sus deseos terminen
siendo, porque no toda la gente es igual. Incluso los extremadamente
inescrupulosos no son todos iguales. Alguna gente – así tengan o no una
conciencia - honran la tranquilidad de la inercia, mientras que otras se llenan
de sueños y de ambiciones salvajes. Algunos seres humanos son brillantes y
talentosos, algunos son poco despiertos, y la mayoría, con o sin conciencia, se
encuentran en algún lugar en medio. Hay gente violenta y no violenta,
individuos a quienes los motiva el ansia de la sangre y otros que no tienen tal
apetito. [... ]
Siempre
y cuando no lo paren por la fuerza, usted puede hacer todo lo que quiera.
Si nace
en el momento correcto, con un cierto acceso a alguna riqueza familiar, y
poseyendo un talento especial para avivar el odio de la gente y el sentido de
la pérdida, se las puede arreglar para matar a una gran cantidad de gente que
ni lo sospeche siquiera. Con bastante dinero, usted puede lograr esto a
distancia, y descansar con confianza observando todo con satisfacción. [... ]
Loco y
espantoso - y verdadero, en aproximadamente un 4 por ciento de la población...
La tasa
predominante de los desórdenes alimenticios anoréxicos se estima en un 3.43 por
ciento, y se los juzga como casi epidémicos, pero esta cifra es una fracción
más baja que la tasa de personalidad antisocial. Los desórdenes prominentes
clasificados como esquizofrenia ocurren en solamente un 1 por ciento de [la
población] – apenas un cuarto del índice de la personalidad antisocial - y los
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades dicen que el índice del
cáncer de colon en los Estados Unidos, considerado como "alarmantemente
alto," es aproximadamente de 40 por cada 100.000 – cien veces más bajo que
el índice de la personalidad antisocial.
La gran
incidencia de la sociopatía en la sociedad tiene un efecto profundo en el resto
de nosotros, quienes también debemos vivir en este planeta, e incluso para los
que no hemos sufrido trastornos clínicos. Los individuos que constituyen este 4
por ciento agotan nuestras relaciones, nuestras cuentas bancarias, nuestras
realizaciones, nuestra autoestima, nuestra mismísima paz en la tierra.
Sin
embargo, sorprendentemente, mucha gente no sabe nada sobre este desorden, o si
lo hacen, sólo piensan en términos de psicopatía violenta - asesinos, asesinos
en serie, asesinos de multitudes - gente que visiblemente ha quebrantado la ley
muchas veces consecutivas, y que, si son detenidos, serán encarcelados, incluso
llevados a la muerte por nuestro sistema jurídico.
No
estamos comúnmente enterados, y por lo general tampoco identificamos a la gran
cantidad de sociópatas no violentos que se encuentran entre nosotros, gente que
a menudo no son infractores descarados, y contra quienes nuestro sistema
jurídico oficial proporciona poca defensa.
La
mayoría de nosotros no podría imaginar ninguna correspondencia entre la
concepción de un genocidio étnico y, por ejemplo, el hecho de mentirle a su
jefe sobre un compañero de trabajo sin sentir culpa alguna. Pero la
correspondencia psicológica no sólo está allí; es escalofriante. Sencillamente,
la relación está en la ausencia del mecanismo interno que nos tortura
emocionalmente cuando elegimos hacer algo que vemos como inmoral, falto de ética,
negligente o egoísta.
La
mayoría de nosotros se siente ligeramente culpable si se come el último trozo
de torta que queda en la cocina, e imagínese pues lo que sentiríamos si nos
pusiéramos a lastimar a otra persona a propósito y de manera metódica.
Los que
no poseen absolutamente ninguna conciencia constituyen un grupo por sí solos,
así sean tiranos homicidas o simplemente francotiradores sociales despiadados.
La
presencia o la ausencia de conciencia son una seria división humana, y podría
decirse que es más significativa que la inteligencia, la raza, o hasta el
género.
Lo que
diferencia a un sociópata que vive del trabajo de otros de alguien que roba de
vez en cuando en almacenes, o de uno que es un barón contemporáneo de ladrones
- o lo que hace la diferencia entre un simple matón y un asesino sociopático -
no es nada más que el estatus social, el instinto, el intelecto, el ansia de la
sangre, o la simple oportunidad.
Lo que
distingue a toda esta gente del resto de nosotros es un agujero completamente
vacío en la psique, en donde deberían estar las funciones de humanización más
desarrolladas. [Martha Stout, Ph.D., The Sociopath Next Door (El Vecino
Psicópata)] (altamente recomendado).
Para
aquellos entre Ustedes que estén buscando entender la psicopatía, el libro de
Hervey Cleckley (The Mask of Sanity – La Máscara de la Cordura), es el estudio
absolutamente imprescindible del psicópata que no entra necesariamente dentro
del tipo criminal.
"Agradable,"
"encantador," "inteligente," "despierto,"
"impresionante," "inspirador de confianza," y "un gran
éxito con las damas": estas son las clases de descripciones usadas en varias
ocasiones por Cleckley en su famoso estudio sobre psicópatas. También lo son,
por supuesto, "irresponsable," "autodestructivo," y
adjetivos semejantes. Estas descripciones destacan la gran frustración y los
misterios que rodean el estudio de la psicopatía.
Los
psicópatas parecen tener en abundancia aquellos rasgos más deseados por las
personas normales. La despreocupada confianza en sí mismo del psicópata parece
casi como un sueño imposible, y es generalmente lo que la gente
"normal" intenta adquirir cuando asiste a talleres para ganar
seguridad en sí mismo. En muchos casos, la atracción magnética del psicópata
hacia los miembros del sexo opuesto parece casi sobrenatural.
La
hipótesis seminal de Cleckley en lo que se refiere al psicópata es que sufre,
de hecho, de una verdadera enfermedad mental: un déficit afectivo profundo e
incurable. Si realmente llega a sentir algo, son solamente emociones de las
menos profundas. Él hace cosas extrañas y autodestructivas porque las
consecuencias que llenarían al hombre normal de pena, de odio a sí mismo, y de
vergüenza simplemente no afectan en lo más mínimo al psicópata. Lo que para
otros sería un desastre, para él no es más que un inconveniente pasajero.
Cleckley
también nos presenta la visión de que la psicopatía es absolutamente común en
la comunidad en general. Él ha recopilado algunos casos de psicópatas que
funcionan por lo general normalmente en la comunidad como hombres de negocios,
doctores, e incluso psiquiatras. Algunos investigadores ven la psicopatía
criminal - designada a menudo bajo el nombre de desorden antisocial de la
personalidad - como un extremo de una dimensión (o dimensiones) de la
personalidad “normal”.
Podríamos
clasificar a los psicópatas criminales como "psicópatas que han
fracasado." La implicación de este fenómeno, por supuesto, es que muchos
psicópatas pueden existir en sociedad arreglándoselas mejor que los que atraen
la atención del sistema judicial y el de la asistencia social.
Harrington llega hasta a decir que el psicópata es el nuevo hombre, producido por las presiones evolucionarias de la vida moderna.
Otros investigadores critican este
punto de vista, señalando las verdaderas incapacidades de las cuales el
psicópata clínico también sufre.
El
estudio de los psicópatas "ambulatorios" – lo que llamamos "El
Psicópata de la Variedad Jardín"-, acaba, sin embargo, apenas de comenzar.
Muy poco se sabe sobre psicopatía subcriminal. Sin embargo, algunos
investigadores han comenzado a considerar seriamente la idea de que es
importante estudiar la psicopatía, no como una categoría clínica artificial
sino como un rasgo general de la personalidad en la comunidad entera. Dicho de
otro modo, la psicopatía se está reconociendo más o menos como un tipo
diferente de ser humano.
Un
aspecto muy interesante del psicópata es su “vida oculta” que a veces no está
tan bien oculta. Pareciera que el psicópata tiene una necesidad regular de
tomarse “unas vacaciones dentro de la inmundicia y la degradación" de la
misma manera que la gente normal puede necesitar unas vacaciones en un complejo
turístico en donde pueda disfrutar de alrededores y una cultura magníficos.
Para lograr hacerse una mejor idea de esta "necesidad extraña" del
psicópata - una necesidad que parece ser una prueba de que el "actuar
humanamente" es muy estresante para el psicópata - lea más de La Máscara
de la Cordura, capítulos 25 y 26.
También
lea las especulaciones de Cleckley sobre lo que de verdad “era realmente
anormal” en esta gente. Llega a estar muy cerca de sugerir que son humanos en
todos sus aspectos – salvo en el hecho de que carecen de alma. Esta carencia de
“calidad de alma” hace que sean “máquinas” eficientes. Pueden ser brillantes,
escribir obras eruditas, imitar las palabras de la emoción, pero con el tiempo
llega a estar claro que sus palabras no corresponden a sus acciones.
Son el tipo de persona que pueden quejarse de estar siendo devastadas por la pena y que después van a una fiesta "para olvidar." El problema es que realmente SE OLVIDAN.
Siendo
máquinas muy eficientes, como una computadora, son capaces de ejecutar rutinas
muy complejas diseñadas para obtener de otras personas apoyo para lo que
desean. De esta manera, muchos psicópatas son capaces de alcanzar posiciones
muy altas en la vida. Es solamente al cabo de un cierto plazo que sus socios se
dan cuenta del hecho de que su subida en la escalera del éxito está basada en
la violación de los derechos ajenos. "Hasta cuando son diferentes de los
derechos de sus socios, son capaces a menudo de inspirar esperanza y
confianza”.
El psicópata no reconoce ningún defecto en su psique, ninguna necesidad de cambiar.
Actualmente
hay una verdadera explosión de informes de nuestros lectores sobre sus
experiencias con individuos con quienes se han encontrado en los campos de “investigación
alternativa”, así como en interacciones generales de sus vidas. Lo que es muy
chocante es la cantidad de tales individuos que debe existir, basándonos en
esos informes. ¡Esto no es sólo un acontecimiento ocasional, pareciera ser casi
pandémico!
Nuestro
equipo y nuestro e-grupo de investigación se han estado encargando por un
tiempo de investigar y analizar estas interacciones y las características y la
dinámica y las personalidades. Nuestra investigación nos ha llevado a
identificarlos con lo que comúnmente se conoce como "Psicópatas."
Pueden también ser Narcisistas dado que el Narcisismo parece ser simplemente
una “faceta” del psicópata o una manifestación “más ligera” del mismo. Se
podría decir que el Narcisista es un “psicópata de la variedad jardín” quien,
debido a su “programación social”, tiene menos probabilidades de meterse en
problemas con la ley. De esta manera, son "máquinas de supervivencia"
muy eficientes que se pasan la vida causando un daño inmenso a sus familias,
amigos y socios en los negocios.
Es
solamente cuando una persona observa detenidamente y durante un tiempo largo al
psicópata desarrollado - una suerte de Narcisista exagerado - que es capaz de
ver la caricatura de los rasgos, lo que le hace entonces más fácil de
identificar "al psicópata de la
variedad jardín" - y/o al Narcisista.
Nuestro
mundo parece haber sido invadido por individuos para quienes la visión de la
vida y del amor es tan drásticamente diferente de lo establecido por la norma
hace mucho tiempo que estamos mal preparados para tratar con sus tácticas de lo
que Roberto Canup llama la "mentira verosímil.” Como él lo demuestra, esta
filosofía de la "mentira verosímil" ha alcanzado los sectores legal y
administrativo de nuestro mundo, convirtiéndolos en máquinas dentro de las cuales
los seres humanos con emociones verdaderas son destruidos.
La
película reciente, “Matrix” ("La Matriz") tocó una cuerda profunda en
la sociedad porque ejemplificaba esta trampa mecánica en la cual tanta gente
encuentra sus vidas enredadas, y de la cuál son incapaces de salirse porque
creen que todos los que los rodean y que “parecen humanos” son, de hecho, igual
a ellos – emocionalmente, espiritualmente u otros.
Tome,
por ejemplo, el “argumento legal” como es explicado por Roberto Canup en su
investigación sobre “el Psicópata Perito en Sociedad”. El argumento legal
parece estar en los cimientos de nuestra sociedad. Esto equivale a nada más y
menos que a al arte de la estafa: quien sea más hábil en el uso de la
estructura para convencer de algo a un grupo de personas, es a quien se le
cree. Puesto que este sistema de “argumento legal” ha sido establecido
lentamente como parte de nuestra cultura, cuando invade nuestras vidas
personales, por lo general no lo reconocemos inmediatamente.
Los
seres humanos han sido acostumbrados a asumir que otros seres humanos - por lo
menos - están intentando "hacer el bien" y "ser buenos" y
justos y honestos. Y por eso, muy a menudo no nos tomamos el tiempo necesario
de hacer una investigación profunda para determinar si una persona que ha
entrado en nuestras vidas es, de verdad, una "buena persona." Y
cuando luego nace un conflicto, caemos automáticamente en la suposición
cultural de que en cualquier conflicto, una de las partes tiene parcialmente
razón de algún modo, y la otra de algún otro, y que podemos formarnos una
opinión sobre qué parte está más o menos en lo correcto. A causa de nuestra
exposición a las normas del "argumento legal", cuando se presenta
cualquier conflicto, pensamos automáticamente que la verdad se encontrará en
alguna parte entre los dos extremos. En este caso, quizás sea útil aplicar una
pequeña lógica matemática al problema del argumento legal:
Imaginemos
que en una pelea, un lado es inocente, honesto, y dice la verdad. Es obvio que mentir no le aporta ningún
beneficio a una persona inocente; ¿qué mentira puede decir? Si es inocente, la
única mentira que puede decir es confesar falsamente "Fui yo quien lo
hizo." En cambio, la mentira no es más que buena para el mentiroso. Él
puede declarar ese "Yo no lo hice," y acusar a otro de haberlo hecho,
al mismo instante que la persona inocente a quien ha acusado está diciendo “Yo
no lo hice,” y está realmente diciendo la verdad.
La verdad – cuando está bien distorsionada por buenos mentirosos, siempre puede hacer que una persona inocente parezca mala – especialmente si el inocente es honesto y admite sus errors.
La
suposición básica de que la verdad se encuentra entre el testimonio de las dos
partes siempre se torna en ventaja hacia el que miente y en contra del que dice
la verdad. Bajo la mayoría de las circunstancias, esta desviación sumada al
hecho de que la verdad también va a ser deformada de tal manera a perjudicar a
la persona inocente, resulta en que la ventaja siempre queda en manos de
mentirosos - psicópatas. Hasta el simple acto de hacer una declaración bajo
juramento es inútil. Si alguien es mentiroso, hacer un juramento no significa
nada para esa persona. Sin embargo, hacer un juramento actúa fuertemente en un
testigo serio, veraz. Una vez más la ventaja va para el lado del mentiroso.
[Robert Canup ]
Esto
subraya una de las únicas cosas sobre un psicópata: su aparente incapacidad de
concebir la idea abstracta “del futuro”.
Se ha
observado a menudo que los psicópatas corren con una clara ventaja sobre los
seres humanos con consciencia y sentimientos, porque el psicópata no tiene
consciencia ni sentimientos. Lo que parece ser es que la consciencia y los
sentimientos están relacionados con el concepto abstracto de “futuro” y de
“otros”. Es “espacio-temporal”. Podemos sentir miedo, condolencia, empatía,
tristeza, y demás porque podemos IMAGINAR el futuro de una manera abstracta,
basándonos en nuestras propias experiencias pasadas, o aunque no sea más en
“conceptos de experiencias” en innumerables variaciones. Podemos “predecir cómo
van a reaccionar los otros, porque podemos “vernos a nosotros mismos” en ellos,
aunque estén “ahí afuera” y que la situación sea de algún modo diferente vista
desde el exterior, aunque similar en su dinámica. Es decir, no sólo podemos
identificarnos con otros espacialmente – por decirlo de algún modo - sino
también temporalmente - en el tiempo.
El
psicópata no parece tener esta capacidad.
Son
incapaces de “imaginar” en el sentido de poder realmente conectarse con
imágenes en algo así como una manera directa de “un ser conectándose con otro
ser”.
Ah, de
hecho, pueden imitar sentimientos, pero los únicos verdaderos sentimientos que
parecen tener – eso que los conduce y los hace fingir diversos dramas para
causar efecto - son una especie de "hambre predatoria", de lo que
desean. Es decir, "sienten" la necesidad/el deseo como amor, y el no
ser satisfechos en sus necesidades/deseos es descrito por ellos como el
"no ser amados". Además, esta perspectiva de
"necesidad/deseo" determina que solamente el "hambre" del
psicópata es válida, y cualquier cosa que esté "allí afuera," todo lo
que está fuera del psicópata, no es verdadero, excepto en tanto tenga la
capacidad de ser asimilado por el psicópata como una clase de
"alimento". "¿Puede ser utilizado o proporcionar algo?" es
la única preocupación que el psicópata parece tener. Todo el resto - toda
actividad – está subsumido en esta tendencia.
En
pocas palabras, el psicópata - y el narcisista en un menor grado - es un
depredador. Si pensamos en la interacción entre los depredadores y sus presas
en el reino animal, podemos llegar a tener una cierta idea de lo que se esconde
detrás de la "máscara de la cordura" del psicópata. Del mismo modo
que un animal depredador adoptará toda clase de funciones furtivas posibles
para acechar a su presa, sacarla fuera de la manada, acercársele y disminuir su
resistencia, el psicópata construye todo tipo de camuflaje elaborado compuesto
de palabras y apariencias - mentiras y
manipulación - para "asimilar" a su presa.
Esto
nos conduce a una pregunta importante: ¿qué es lo que el psicópata REALMENTE
obtiene de sus víctimas? Es fácil ver lo que buscan cuando mienten y manipulan
por dinero, bienes materiales o poder. Pero en muchos casos, tales como en las
relaciones amorosas o en las falsas amistades, no es tan fácil ver lo que el
psicópata está buscando. Sin desviarnos demasiado en especulaciones
espirituales - un problema que Cleckley también confrontó - podemos decir
solamente que pareciera ser que el psicópata GOZA de hacer sufrir a otros. Del
mismo modo que los seres humanos normales disfrutan de ver a otra gente feliz,
o de hacer cosas que hagan reír a otros, el psicópata disfruta de todo lo
contrario.
Cualquiera
que haya observado alguna vez a un gato jugando con un ratón antes de matarlo y
de comerlo, se explicó probablemente a sí mismo que el gato “se entretiene”
simplemente con las travesuras del ratón y que es incapaz de concebir el terror
y el dolor sentidos por el ratón. Y el gato, por lo tanto, es inocente de
cualquier intento malvado. El ratón muere, el gato se alimenta, y eso es la
naturaleza. Los psicópatas por lo general no comen a sus víctimas.
Sí, en
casos extremos la dinámica del gato y el ratón son llevados a cabo y el
canibalismo posee una larga historia, en la que se asumía que ciertos poderes
de la víctima podían ser asimilados comiendo alguna parte de ella en especial.
Pero en la vida cotidiana los psicópatas y los narcisistas no llegan a tanto,
por así decirlo. Eso hace que observemos con otros ojos la situación del gato y
del ratón. Ahora preguntamos: ¿Es demasiado simplista pensar que el gato,
inocente, se divierte simplemente con el ratón que corre por todo lados y que
intenta frenéticamente escaparse? ¿Hay algo más en esta dinámica que salte a la
vista? ¿Hay algo más que el hecho de estar "entretenido" con las
travesuras del ratón que intenta huir? ¿Después de todo, en términos de
evolución, por qué tal comportamiento sería atribuido al gato? ¿Es el ratón más
sabroso debido a las substancias químicas del miedo que corren por su
cuerpecito? ¿Es un ratón paralizado de terror una mejor comida de “gourmet”?
Ésto
sugiere que debamos rever nuestras ideas sobre los psicópatas con una
perspectiva levemente diferente. Algo que sí sabemos es: mucha gente que
experimenta interacciones con psicópatas y narcisistas dice sentirse “agotada”
y confundida, y a menudo notan posteriormente un deterioro en su salud. ¿Quiere
esto decir que parte de la dinámica, parte de la explicación del porqué los
psicópatas perseguirán "relaciones amorosas" y "amistades"
que ostensiblemente no pueden dar lugar a ningún beneficio material observable,
es que hay una consumo real de energía?
No
conocemos la respuesta a esta pregunta. Observamos, teorizamos, especulamos y
formulamos hipótesis. Pero al fin y al cabo, solamente la víctima como
individuo puede determinar lo que ha perdido en la dinámica - y es a menudo
mucho más que bienes materiales. En cierto modo, parece que los psicópatas son
comilones de almas o "Psicófagos."
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